The modern florescence of southern California effectively began with the real estate boom of 1886–88. At the entrance of the new Arcade Station in downtown Los Angeles, a transplanted California fan palm greeted the public. The giant tree came from the nearby William Wolfskill orchard—the first commercial citrus grove in the state, then being subdivided. The palm announced to arriving passengers that this city would be different by nature.
La florescencia moderna del sur de California comenzó, de hecho, con el auge de las bienes raíces entre el 1886 y el 1888. En la entrada de la nueva estación de trenes "Arcade" en el centro de Los Ángeles, una palmera californiana de abanico trasplantada daba la bienvenida al público. El árbol gigante provenía del huerto cercano de William Wolfskill; era el primer naranjal del estado, que en esos momentos experimentaba una subdivisión. La palmera le hacía saber a los pasajeros recién llegados que la ciudad sería de naturaleza diferente.
View of Redlands from Smiley heights G. Haven Bishop 1920
The nascent citrus industry, like other speculative land enterprise, went on a bender. Schemers planted orange groves quickly and haphazardly with inferior nursery stock, often in sub-par soils lacking sufficient water. Meanwhile, land agents bought established groves, and tore out the fruiters to lay out subdivisions, or stopped maintaining them, with the goal of simply flipping the land. “No one can help deploring the miserable, ragged appearance of the orchards in the suburbs of Los Angeles and Pasadena,” wrote a local newspaper in 1888. [FN1]
That very year, Mary Austin moved to southern California from Illinois. She remembered being daunted by Los Angeles and “the wrack of the lately ‘busted’ boom: the jerry-built bungalows, the blameless young palms abandoned along with the avenues they had been planted to adorn. The unwatered palms had a hurt but courageous look, as of young wives when they first suspect that their marriages may be turning out badly.” Austin recoiled from the “the miracle-mongering of overgrown vegetation and inflated prices.” Nonetheless, she felt 'enchanted by the eucalyptus trees. At that time it was plain that the eucalyptus cherished an intention to possess the land.' [FN2]
From the outset of the great boom, new residents experimented with flowering evergreen trees. Southlanders turned their backs on the familiar broad-leafed deciduous species from Europe and the East—elms, lindens, poplars, chestnuts, maples, and sycamores (plane trees). They wanted flora that could advertise the “semi-tropical” climate. Palms were part of the mix, but they did not initially dominate the landscape or the imagination. For yard trees, boomers liked acacias, grevilleas, and, even more, Australian eucalypts (“gum trees”).
La industria del cultivo de la naranja en ciernes, como cualquier otra industria que especula con el terreno, se fue de juerga: hubo estafadores que plantaron naranjales rápidamente y al azar con plantas de vivero de inferior calidad, y, muchas veces, en terrenos inadecuados que no contaban con suficiente agua. Mientras tanto, los especuladores de terrenos compraban naranjales ya establecidos y talaban los árboles fruteros para subdividir el terreno, o sencillamente dejaban de darles mantenimiento con la intención de venderlos y sacar beneficios. En 1888 un periódico local publicó: 'Nadie puede dejar de lamentarse por la apariencia miserable y precaria de los naranjales de las afueras de Los Ángeles y Pasadena'. [FN1]
Ese mismo año, Mary Austin se mudó de Illinois al sur de California. Recordaba cómo la desanimó Los Ángeles y 'la ruina de la bonanza recién ‘fracasada': los chalés mal construidos, las jóvenes e inocentes palmeras abandonadas junto a las avenidas donde se sembraron para adornar con su presencia. Las palmeras sin regar tenían un aire de dolor y valor, como si se tratara de recién casadas cuando sospechan que sus matrimonios van de camino al fracaso'. A Austin la aterrorizaban 'la falsedad en lo milagroso de la vegetación descuidada y los precios inflados'. Por otro lado, estaba 'fascinada por los eucaliptos. En esa época, era evidente que tenían la intención de apoderarse del terreno'.[FN2]
Desde principios del boom económico, los nuevos residentes experimentaron con árboles perennes florecientes. Los habitantes del área metropolitana de Los Ángeles le dieron la espalda a las especies europeas y orientales de hoja ancha y caduca como los olmos, tilos, álamos, castaños, arces azucareros y sicomoros (plataneros) porque buscaban flora que anunciara un 'clima subtropical'. Aunque las palmeras también estaban incluidas, no lograron apoderarse ni del paisaje ni de la imaginación. Cuando se trataba de árboles para el patio, a los de la época de desarrollo les gustaban las acacias, los robles australianos y, todavía más, los eucaliptos.
Palos Verdes Substation building G. Haven Bishop 1941
And, above all, they loved the pepper tree (Schinus molle, a species from the arid zone of South America), with its feathery leaves, willowy branches, and scarlet berries.
Pero, sobre todo, les encantaban los pimenteros (Schinus molle, especie de las regiones áridas de América del Sur) y sus hojas emplumadas, ramas gráciles y bayas color escarlata.
Lighting, Streets G. Haven Bishop 1939
Los Angeles lagged far behind the colonies of the Citrus Belt in planting street trees and hiring tree wardens. Nonetheless, urban boosters always made sure to include photographs of floral novelties like palm-lined allées in their municipal portfolios. Through selectively chosen “typical views,” commercial photographers greatly exaggerated the presence of palms in Los Angeles. Makers of postcards and stereoscopic cards returned again and again to a single vista of a single residential drive near Adams Boulevard, south of downtown—a place variously called Palm Drive, Palm Avenue, and the Avenue of Palms.
Beyond the private arboreta of Edward Doheny and Henry Huntington, the palm landscape of Greater Los Angeles didn’t have much variety. In the Spanish, Mexican, and early U.S. periods, the predominant species were date palm and especially California fan palm (the one palm species native to the state). During the real estate build-up from the 1870s through the 1920s, preference gradually but decisively shifted to Canary Island date palm. In the first couple of decades of the century, a new homeowner habitually planted a showy pair on either side of the walkway to the front door. “Lolling in his shirt sleeves beneath those generous fronds,” quipped Charles Saunders, “he is dead sure he is in Los Angeles, not Oshkosh, and that is what he wants to be certain of.” [FN3]
Los Ángeles no estaba tan adelantado como el resto de las colonias de la zona de cultivo de naranjales del sur de California —conocida como el 'cinturón de los naranjales' (Citrus Belt)— en cuanto a la siembra de árboles en las calles y la contratación de encargados. Sin embargo, los partidarios del urbanismo siempre se aseguraron de incluir fotos de novedades florales, como los caminos delineados con palmeras, en sus porfolios municipales. Con las 'vistas típicas' elegidas con sumo cuidado, los fotógrafos comerciales exageraban sobremanera la presencia de las palmeras en Los Ángeles. Los creadores de postales y tarjetas estereoscópicas no hacían más que copiar, una y otra vez, la misma imagen de una ruta cerca del bulevar Adams, al sur del centro de Los Ángeles —un lugar que, según el caso, recibía el nombre de 'Palm Drive', 'Palm Avenue' y 'Avenue of Palms'—.
Aparte de los arboretos privados de Edward Doheny y Henry Huntington, la variedad del paisaje palmero del área metropolitana de Los Ángeles era limitada. En los periodos español, mexicano y principios del estadounidense, las especies predominantes eran la palmera datilera y, especialmente, la palmera californiana (la única especie de palmera nativa del estado). Durante la escalada de la industria inmobiliaria —desde la década de los setenta del siglo XIX a la de los veinte del siglo XX—, poco a poco, pero con ahínco, la palmera datilera de las Islas Canarias pasó a ser la preferida. Durante las primeras décadas del siglo XX, el dueño de vivienda primerizo solía plantar un par vistoso de estas en la entrada de su casa. 'Tumbado y en camiseta bajo esa tupida fronda', bromeaba Charles Saunders, 'no le cabe la menor duda de que está en Los Ángeles y no Oshkosh, y es de eso precisamente de lo que quiere estar seguro'.[FN3]
A Visalia residence surrounded by palm trees H. M. Holley 1904
The magnificent Canary Island date palm evoked the Mediterranean. For explicitly “tropical” and “Oriental” looks, Angelenos turned to the daintier queen palm, a native of Brazil. This was the variety on view in the courtyard of Grauman’s Chinese Theatre and on the patios of Tiki rooms on the Sunset Strip. Urban merchants liked them because their lacy fronds didn’t obstruct storefront views.
La grandiosa palmera datilera de las Islas Canarias evoca el Mediterráneo. Si lo que querían era un aire 'tropical' y 'oriental' explícito, los angelinos escogían una más delicada: la palmera de Brasil, oriunda de ese país suramericano. Esta variedad se podía encontrar en el patio de entrada del cine angelino Grauman's Chinese Theatre y en los patios de los salones de estilo polinesio del paseo comercial de la calle Sunset. A los comerciantes urbanos les gustaba esta especie porque el estilo de malla de su fronda no obstruía la visibilidad de las tiendas.
Linden Avenue Substation G. Haven Bishop (No date)
As street tree commissions gained power, uniform planting became the norm, in contrast to the alternating style of the pioneer period (typically Tasmanian blue gum interspersed with California fan palm). For the ornamentation of avenues, the old favorite, the pepper tree, fell into official disrepute because it acted as a reservoir for black scale, an insect that damaged citruses. County horticultural commissioners ordered the spraying and cutting of infected pepper trees.
A medida que las comisiones para la siembra de árboles en las calles obtenían más poder, la siembra uniforme se convirtió en la norma, en contraste con el estilo alternado del periodo de la colonización —usualmente eucalipto azul intercalado con la palmera californiana—. Para ornamentar las avenidas, el clásico pimentero cayó en desgracia oficial porque servía de depósito de las cochinillas de la tizne, un insecto que perjudicaba los naranjales. Las comisiones horticultoras del condado ordenaron la fumigación y tala de los pimenteros.
Scenery, Mountains G. Haven Bishop 1929
Around 1910 many cities in the Citrus Belt converted pepper drives to palm drives wholesale. In Los Angeles, the Times editorial board opposed the “total destruction” and “mutilation” of the city’s pepper trees, with “the wonderful feathery foliage and the gorgeous scarlet berries”—a “powerful magnet for attracting the wealth and fashion of the East” as well as beloved marker of home. These “trusty friends” of a quarter century had become an “integral part of life in the sunny Southland.” [FN4] This pioneer-era affection would not last. By 1930 Los Angeles banned street plantings of the species.
Today, the iconic tree of Los Angeles—the plant that came to define the city’s postwar landscape—was Mexican fan palm, a species that never earned special praise for elegance. Also known as “skyduster palm,” the Mexican species could reach twice the height of California fan palm, its evolutionary cousin. More to the point, it was hardy and it was cheap.
In 1931, in advance of the Tenth Olympiad, the city’s recently created Division of Forestry of the Department of Parks announced a ten-year plan to set thousands of Mexican fan palms, among other species, along major boulevards. The division chose not to reproduce the familiar street trees from the boom era—acacias, eucalypts, and pepper trees. In the age of streetside parking, sidewalks, sewers, and utility poles, all three of these leafy, rooty growers acquired bad reputations. By contrast, fan palms held out the promise of symbiotic infrastructure: they could provide beautification without dropping fruit, buckling concrete, or breaking pipes and wires. At first, though, the little plants did not look like much—spiky tufts on sticks.
Para 1910 muchas de las ciudades del cinturón de naranjales convirtieron sus calles de pimenteros en calles de palmeras de manera sistemática. En Los Ángeles, la junta editorial del Times se opuso a la 'destrucción total' y 'mutilación' de los pimenteros de la ciudad y su 'maravilloso follaje emplumado y hermosas bayas color escarlata'; un 'imán potente para atraer la riqueza y la moda del este' y un apreciado indicador del hogar. Estos 'fieles amigos' durante un cuarto de siglo se habían convertido en una 'parte integral de la vida en la soleada área metropolitana de Los Ángeles'. [FN4] Sin embargo, este afecto por el periodo de la colonización no duró: en 1930, Los Ángeles había prohibido sembrar esta especie en las calles.
Hoy en día, la palmera mexicana, una especie que nunca recibió especial atención por su elegancia, se considera el árbol icónico de Los Ángeles, la planta que pasó a definir el paisaje urbano de la posguerra. También conocida como 'palmera mexicana de abanico', esta especie mexicana era el doble de alta que la palmera californiana, su prima evolutiva, aunque más importante aún eran su resistencia y precio módico.
En 1931, anticipándose a las décimas olimpiadas, la nueva División Forestal del Departamento de Parques anunció un plan de diez años para la siembra de miles de palmeras mexicanas, entre otras especies, a lo largo de los bulevares más conocidos. La división decidió no copiar los familiares árboles de las calles de la época del boom económico —acacias, eucaliptos y pimenteros—. En la era del estacionamiento en las calles, las aceras, las alcantarillas y los faroles, estos tres árboles frondosos y de abundantes raíces tenían una mala reputación. Por el contrario, las palmeras mexicanas traían consigo la promesa de una infraestructura simbiótica: embellecían sin soltar frutos, hacer colapsar el concreto ni romper tuberías o cables. Al principio, sin embargo, las recién plantadas palmeras no parecían más que mechones puntiagudos en palos.
Lighting post on Wilshire Boulevard G. Haven Bishop 1914
By the 1960s, these uniformly planted palms reached heights of fifty feet or more. Most had never been trimmed, and their unkempt “beards” or “skirts” often reached all the way to the ground. Worked on by gravity, a matt of dead, dingy fronds might collapse partway down the trunk, only to get snagged on the leafstalks. L.A.’s major boulevards appeared a bit disheveled with Mexican fan palms in various states of shedding—irresistible targets for pyromaniacs.
Para la década de los sesenta, estas palmas, uniformemente plantadas, alcanzaban alturas de cincuenta pies o más. La mayoría, sin podar, tenía 'barbas' o 'faldas' descuidadas que, frecuentemente, llegaban al suelo. Gracias a la fuerza de la gravedad, una alfombra de frondas muertas y lóbregas podía colapsar a mitad de tronco para terminar enganchándose con sus propios peciolos. Los bulevares más importantes de Los Ángeles lucían desaliñados con sus palmeras mexicanas en distintos estados de deshojadura, convirtiéndolas en blancos irresistibles para los pirómanos.
Scene of accident in Artesia G. Haven Bishop 1933
In the jet age, palm trees became less popular as street trees and yard trees—except for miniature varieties placed around swimming pools. But even as landscapers shunned fronds, commercial designers and high-end architects embraced them as architectural forms. It became standard to group the logo-like trees in twos or threes, often at angles crossing each other, even bracketed to the sides of modernist building, or dropped into portico and awning holes.
En la era de los jets, las palmeras dejaron de ser tan populares en las calles y los patios, a excepción de las variedades en miniatura alrededor de las piscinas. Pero, mientras los paisajistas huían de las frondas, los diseñadores comerciales y arquitectos de alta reputación las acogían como formas arquitectónicas. Sembrar estos árboles que parecían logotipos en grupos de dos y tres —muchas veces en ángulos, cruzándose, incluso encaramados a los lados de los edificios modernistas o en los huecos de pórticos y marquesinas— se convirtió en una práctica habitual.
Palm Springs 1940
Sea Crest Apartments Joseph Fadler 1961
As Mexican fan palms grew spectacularly, impossibly tall, becoming vertical axes in a horizontal metropolis, they outlasted the arboreal competition—the shade trees from the pioneer period. As late as 1941, the WPA guidebook to the city described a floral triumvirate: “Three kinds of trees—palm, eucalyptus, and pepper—against stucco walls and red tiles, are as characteristic of Los Angeles as are the elms and maples above the white frame farmhouse of New England.” [FN5]
A medida que las palmeras mexicanas crecían espectacularmente, altas hasta más no poder, convirtiéndose en ejes verticales de la metrópolis horizontal, sobrevivieron a su competencia arbórea, los árboles de sombra del periodo de la colonización. Todavía para 1941, la guía de la ciudad publicada por la Administración para el Progreso de Obras (WPA, por sus siglas en inglés) describía un triunvirato floral: 'Tres tipos de árboles —palmeras, eucaliptos y pimenteros— contra paredes estucadas y losetas rojas son tan característicos de Los Ángeles como lo son los olmos y los arces sobre las granjas blancas de Nueva Inglaterra'.[FN5]
Carl's Drive-in - Figuroa & Flower, Los Angeles Doug White 1941
Today, few Angelenos can see, much less identify, a pepper tree. Some of the last great specimens from the nineteenth century succumbed to smog in the 1960s.
Hoy en día son pocos los angelinos que pueden encontrar, mucho menos identificar, un pimentero. Algunos de los últimos grandes especímenes del siglo XIX sucumbieron ante la contaminación de la década de los sesenta.
Night Light - Pepper Trees at Ontario G. Haven Bishop 1938
Surviving eucalypts are more noticeable, but their overall area has greatly diminished. First, ubiquitous gum-lined dirt roads gave way to modern paved automobile highways, which required extra width.
Los eucaliptos sobrevivientes son más fáciles de encontrar, pero la superficie que comprendían ha disminuido sobremanera. Primero, ubicuos caminos de tierra con eucaliptos dieron paso a las modernas autopistas pavimentadas, que necesitaban más espacio.
Sierra Transmission Line 1915
Transmission Lines 1915
For example, in 1930, at the close of a bitter twelve-year legal battle, city workers chopped down Glendale’s famous Lomita Avenue eucalyptus row. On Melrose Avenue, crews tore out the “magnificent blue gums which met in a vast arch overhead.” [FN6] Businessmen complained that pioneer-era trees obscured new billboards. Southern California Edison topped many such giants that threatened its power lines.
Por ejemplo, en 1930, después de una amarga batalla legal de doce años, trabajadores municipales procedieron a cortar la famosa hilera de eucaliptos de la avenida Lomita de Glendale. En la avenida Melrose se arrancaron los 'gloriosos eucaliptos azules que se unían en un vasto arco elevado'.[FN6] Los hombres de negocios se quejaban de que los árboles del periodo de la colonización tapaban los nuevos letreros. Southern California Edison cortó la copa de muchos de estos gigantes que amenazaban su tendido eléctrico.
Personal Injury-Accident - Tree in yard of Frank Borrow G. Haven Bishop 1937
Distribution Lines - Claim - Tree topped on C. B. Hayden property - Laguna G. Haven Bishop 1938
Then, after World War II, in advance of developers, bulldozers tore out hundreds of linear miles of eucalyptus windbreaks that lined citrus ranches and farms.
Luego, después de la Segunda Guerra Mundial, máquinas excavadoras, anticipándose a las inmobiliarias, talaron cientos de millas de hileras de eucaliptos que protegían del viento a los ranchos y huertos de naranjas.
Commercial Egg Facility Joseph Fadler 1952
Boulder-Chino Transmission Line G. Haven Bishop 1937
Oranges were likewise uprooted and burned in bonfires, before the local “smog czar” halted the practice. Presently, Los Angeles and Orange counties—including towns named Arcadia, Pomona, Garden Grove, and Orange—lack a single commercial citrus grove. In the San Gabriel Valley, the last relict grove sits in a back corner of the Huntington Botanical Gardens, next to Mr. Huntington’s mausoleum. Today, old images of citrus ranchers posing in their Sunday best next to their orange trees can induce instant—and perhaps undue—nostalgia.
Asimismo, los naranjos se arrancaron y quemaron en fogatas, antes de que el 'zar de la contaminación' local detuviera la práctica. En la actualidad, los condados de Los Ángeles y Orange —que incluyen pueblos con nombres como Arcadia, Pomona, Garden Grove y Orange— no cuentan con ningún naranjal comercial. En el valle de San Gabriel, el último naranjal restante descansa en la esquina trasera de los Jardines Botánicos de Huntington, al lado del mausoleo del Sr. Huntington. Hoy por hoy, las viejas imágenes de los rancheros en su mejor ropa de domingo posando junto a sus naranjos pueden provocar una nostalgia instantánea y hasta quizás injustificada.
A couple standing at an orange tree. (No date)
A woman leaning into an orange tree B. F. Pearson (No date)
Landscapes are mortal, much like trees. Fusarium wilt (a fungus) arrived in California in the 1970s, and became a major problem in Los Angeles, Beverly Hills, and Pasadena in the 1990s. It attacks Canary Island Palm, and always leads to death. Meanwhile, the unprecedented arrival of a dozen Australian eucalyptus-eating insects in the 1980s and 1990s doomed thousands more old gum trees throughout the Southland.
The simultaneous decline of eucalypts and palms gave Los Angeles the opportunity to rethink the urban canopy and its social ramifications. The distribution of shade and greenery matches the distribution of wealth. The canopy cover in rich neighborhoods like Bel Air exceeds fifty percent. In stark contrast, Council District 15, a long, thin area from Watts to the harbor, contains less than ten percent.
In 2006 representative Janice Hahn proposed that the Bureau of Street Services should review its practice of tree species selection. She sought to limit the use of tall Mexican fan palms. Although an “emblematic part of Los Angeles,” the species provided few of the benefits required of the modern urban street tree; it should be phased out in favor of more manageable and “more aesthetic” queen palm. After the city council passed Hahn’s motion, the international media hyped and mangled the story. Barraged with questions, Los Angeles hastily issued clarifications. “We’re not getting rid of our palms,” said a council member. “We still love our palm trees.” [FN7]
Los paisajes, al igual que los árboles, son mortales. El Fusarium oxysporum (el hongo que causa el mal de Panamá) llegó a California en la década de los setenta. En los noventa pasó a ser un problema muy grave en Los Ángeles, Beverly Hills y Pasadena. Este hongo ataca a las palmeras datileras de las Islas Canarias y siempre conduce a la muerte. Mientras tanto, entre los ochenta y los noventa, la llegada sin precedentes de una decena de insectos australianos que se alimentaban de eucalipto también condenó a muerte a miles de viejos árboles del área metropolitana de Los Ángeles.
La merma simultánea de los eucaliptos y las palmeras le dio a Los Ángeles la oportunidad de reinventar el follaje urbano y sus ramificaciones sociales. La distribución de sombra y verdor coincide con la distribución de la riqueza. La cubierta de fronda en vecindarios pudientes, como Bel Air, supera el cincuenta por ciento. Una gran diferencia con el Distrito 15, un área extensa y alargada desde Watts hasta el puerto, cuenta con menos de un diez por ciento.
En 2006 la representante Janice Hahn presentó una propuesta para la revisión de la práctica de la selección de especies de árboles por parte de la Agencia de Mantenimiento de Calles. Hahn quería que se limitara el uso de palmeras mexicanas. Aunque se trataba de una 'parte emblemática de Los Ángeles', las especies ofrecían pocos de los beneficios que se requerían de un árbol para las calles urbanas modernas. Entendía que esta especie debería eliminarse gradualmente para dar paso a la palmera de Brasil, una especie más fácil de mantener y de 'mayor calidad estética'. Después de que el concejo municipal aprobara la moción de Hahn, los medios de comunicación internacionales desataron una publicidad desproporcionada y tergiversaron la historia. Bombardeado con preguntas, Los Ángeles, apresuradamente, ofreció aclaraciones: 'No nos estamos deshaciendo de nuestras palmeras', dijo un miembro del concejo. 'Seguimos amando a nuestras palmeras'.[FN7]